Carta a un Editor

Querido editor o editora de palabras mágicas en arcoíris sombríos de veranos escasos, y algunas veces fríos. Le escribo para contarle de un lugar tan maravilloso, ni tampoco tan tenebroso como para perderse en sus valles de esperanzas. Ahí podrá encontrar la comida del sudor de la pala, o las manos maltratadas de una jornada tan anhelada. Las historias de sin fines de mundos, en los que la mayoría trae consigo una cruz que ya cae hasta el inframundo; del diosito de pagar los billes en medio segundo, oh si no patitas para la calle. Ya mismito son las 06:00 am voy a dejar de estar haciéndome la poeta, tengo que salir cuete bala, dinamitas de mañana, para encontrar puesto. Por cierto, que difícil es escabullirse como ardillita abejera encaminadora de algo que apriete muelas para su mesa. Toca sacar la doble y la triple punta de caña de azúcar para acelerar el paso. Cierto, que torpe. Me olvide de dejarle la leche a la Rosita, para que alimente al Juanito. Esta Rosa que no me hace acuerdo. Pobrecita ella, carga más problemas en la colcha que yo. Ahí si le contara editor. ¡Viven quince personas en la casa de la Rosa! En un departamento de un solo baño y media cocina. Vino a las Américas en un maratón por el desierto, y déjeme contarle que llego primera ja… y de yapa con sus dos muchachos en la mano. En la izquierda y la derecha, saltaba cactus, esquivaba diablos polleros que querían negociar con su cuerpo. Inclusive braseo casi un mar entero, con cocodrilos, boas y dinosaurios resucitados, que en realidad los llamaban coyoteros mal persignados. Y llego esa Rosa tan aventada y echada a la aventura ella. Óigame usted, y para rematar le llega de sorpresa al marido, y ¿Que cree que paso? El muy rata brincosa en saquillo de papas, ha estado con otra. Pero esa rosa le pinto las muelas y no creo que se vuelva a reír otra vez. Ahí vive con unos tíos, ahora cuida guaguas tiernas, y ahí mismito le dejo a mi Juanito. Mi Piquito de agua de 2 añitos. Pero, solo le dejo, por que se, que ya se van todos a trabajar; y va tener espacio con cientos de chamacos más, aunque sea para acomodarse en la media cocina. Como se que es mi amiga y cobra barato, me toca dejarle un par de horitas – Rosa, rosa, coge la leche – Bueno ahora si cojo vuelo de águila chueca, patitas para que te tengo. Que vestía de físico que tengo, vamos: “Si se puede, si se puede y siempre se podrá” que vestía esa canción siempre me motiva, pero este callo en la pata derecha que no me deja respirar, me está quitando la gloria de llegar primera. Híjole, esta mas llenito hoy. Tanto compatriota de diferentes mamas. Ve, esta el Manuel, que suerte, ojalá me convide cafecito. Que estoy con un hambre, ese Manuel si supiera. Llego a los Danburys después de 6 meses de andar perdido, o secuestrado, algo así me dijo. Ahora, sale a ganarse unos dolaritos para pagar la deuda de la hipoteca de su mama, pobre viejita, esta apunto de perder su casa. No crea usted, que él no se parte el lomo para pagar la deuda, trabaja desde nieves a insolaciones, que ya anda un poco medio loco. Ya que algunas veces nadie le lleva, aunque sea a dar una vueltita y a bajarse con la misma viada que se subió a lo que venga, y en mejores casos a esperas de que paguen también lo que venga. Lo malo del Manuel es, que esta ennoviado con la botella, pasa todos los días besándole y ya hasta de peleas se va con ella. Ya dejémonos de tantos cuentos. ¡Editor, sepa usted!, que aquí en la Parada de Danbury, pero no la de los buses, ni crea tampoco la para de las barras. Si no, la parada de los buscamos: una chamba, camellito, gale y todo eso que dicen mis compas. Somos un grupo de trota mundos, que a veces lloramos. A veces, tampoco piense que es cada rato. Pasamos mirando como sapos a las moscas, esperando que algún carrito nos vaya llevando. Nos echamos unos piques, cuando llega alguien y nos vamos hasta medio gratis en algunos casos, para ver si damos de comer a los chamacos. Hay otras ocasiones que se burlan de nosotros. Que arrancan, que frenan, para vernos correr. Ya esos son gajes del oficio, y para rematar nos llevan y nos dicen que nos van a pagar con cheques futuros, que llegan por arte de magia a la mesa. Todo eso y mucho mas nos pasa. Pero, no le escribí para quejarme, ni peor aún para ser hermana de los lamentos. Le quería manifestar, “Que los migrantes también tenemos deseos y salir adelante es uno de ellos” At. Migración fortuna de la parada de los sueños. 

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